sábado, 31 de marzo de 2012

PRIMEROS AUXILIOS

PRIMEROS AUXILIOS ANTE UNA HERIDA:

EN CASO DE HERIDAS SIMPLES:
Lo primero que debemos hacer, es en la medida de lo posible lavarse las manos para evitar cualquier tipo de infección. Luego lavaremos la herida con agua y con jabón. En caso de que exista la posibilidad de que haya algún cuerpo extraño dentro de la herida, o si lo hemos visto, avisaremos a un médico de urgencia, y nunca se deberá extraer. Para detener la hemorragia, se ejercerá presión en la herida hasta que el sangrado se detenga y se aplicará ungüento antibacteriano. Si es posible que la herida se vuelva a abrir o se contamine, la cubriremos prestando atención a que no se pegue a la herida y siempre que el sangrado se haya parado.

EN CASO DE HERIDAS GRAVES:

Si el sangrado es fuerte o no se detiene al cabo de un tiempo razonable o si de repente se produce un aumento del sangrado será necesario dirigirse a urgencias y esperar la atención de un médico. También si el accidentado está gravemente lesionado o si la víctima ha sido mordida por un animal o persona. Cualquier circunstancia que agrave la situación hace que sea recomendable, sino necesario la asistencia médica. Es toda pérdida de continuidad en la piel, secundaria a un traumatismo. Como consecuencia de la agresión de este tejido existe riesgo de infección y posibilidad de lesiones en órganos o tejidos adyacentes: músculos, nervios, vasos sanguíneos, etc.

Las heridas pueden ser graves en función de una o varias de estas características

- Profundidad.
- Extensión.
- Localización.
- Suciedad evidente, cuerpos extraños o signos de infección.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE HERIDAS LEVES:
- Cohibir la hemorragia (en su caso).
- Desinfección del material de curas.
- Desinfección de las manos del socorrista.
- Limpieza de la herida con agua oxigenada o con agua y jabón, del centro a la periferia.
- Si la herida es profunda, utilizar suero fisiológico para su limpieza.
- Si la separación de bordes es importante, la herida necesitará sutura por un facultativo. Si no es así, pincelar con un antiséptico y dejar al aire. Si sangra, colocar un vendaje compresivo (gasas sujetas con venda no muy apretada).
- Recomendar la vacunación contra el tétanos.
- NO UTILIZAR directamente sobre la herida: alcohol, algodón, yodo, polvos o pomadas con antibióticos.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE HERIDAS GRAVES:
- Efectuar la evaluación inicial de la víctima.
- Controlar la hemorragia y prevenir la aparición del shock.
- Cubrir la herida con un apósito estéril y procurar el traslado en la posición adecuada, controlando las constantes vitales.
- NO extraer cuerpos extraños enclavados. Fijarlos para evitar que se muevan durante el traslado y causen nuevos daños en su interior.

HERIDAS ESPECIALES
Primeros auxilios en caso de heridas perforantes en tórax:

Neumotórax abierto o herida perforante en el tórax: es la presencia de aire en la cavidad pleural, producida por la entrada de aire desde el exterior (herida torácica), y provoca un dolor intenso y dificultad respiratoria. Se debe hacer lo siguiente:

- Taponamiento oclusivo parcial (un lado sin cerrar).
- Traslado urgente en posición semisentado.
- NO EXTRAER cuerpos extraños alojados (inmovilizarlos).
- Vigilar periódicamente las constantes vitales.
- NO dar de beber a la víctima.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE HERIDAS PERFORANTES EN ABDOMEN

Cuyas complicaciones más frecuentes suelen ser Hemorragia interna, prevenir el shock hipovolémico. Perforación del tubo digestivo. Salida de asas intestinales.

Para esto se debe hacer lo siguiente:

- Cubrirlas con un apósito estéril (humedecido)
- Traslado urgente en posición decúbito supino con las piernas flexionadas.
- NO EXTRAER cuerpos extraños alojados.
- NO reintroducir contenido intestinal (cubrirlo con apósito estéril húmedo).
- NO dar nada de comer ni de beber.
- Vigilar con frecuencia las constantes vitales.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE AMPUTACIONES TRAUMÁTICAS
La pérdida de algún miembro, o parte de él, como consecuencia de un traumatismo.
En estos ca sos suele actuar un acto reflejo de constricción de los vasos sanguíneos producido por la depresión, retrasando que la persona muera desangrada (aunque exista inevitablemente abundante pérdida de sangre. Pero esto no siempre es así; debe preverse el shock hipovolémico. En este caso se deber hacer lo siguiente:

1.- En la zona de amputación debe controlarse la hemorragia (torniquete, si procede).
2.- La parte amputada:

Se cubrirá con apósitos estériles.
Se colocará dentro de una bolsa de plástico.
Se colocará dentro de otra bolsa de plástico o recipiente con hielo en su interior.
Trasladar junto al lesionado a un centro especializado para su reimplante.

LESIONES EN LA PIEL Y EN EL SISTEMA MUSCULAR

La piel puede resultar lesionada por múltiples causas dando lugar a varios tipos de lesión en función de la fuerza agresora y la profundidad de la lesión.

HERIDA: Es toda pérdida de continuidad en la piel, secundaria a un traumatismo. Como consecuencia de la agresión de este tejido existe riesgo de infección y posibilidad de lesiones en órganos o tejidos adyacentes: músculos, nervios, vasos sanguíneos, etc. Las heridas pueden ser graves en función de una o varias de estas características:

- Profundidad., - Extensión., - Localización., - Suciedad evidente, cuerpos extraños o signos de infección.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE HERIDAS LEVES:

- Cohibir la hemorragia (en su caso).
- Desinfección del material de curas.
- Desinfección de las manos del socorrista.
- Limpieza de la herida con agua oxigenada o con agua y jabón, del centro a la periferia. Si la herida es profunda, utilizar suero fisiológico para su limpieza.
- Si la separación de bordes es importante, la herida necesitará sutura por un facultativo. Si no es así, pincelar con un antiséptico y dejar al aire. Si sangra, colocar un vendaje compresivo (gasas sujetas con venda no muy apretada).
- Recomendar la vacunación contra el tétanos.
- NO UTILIZAR directamente sobre la herida: alcohol, algodón, yodo, polvos o pomadas con antibióticos.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE HERIDAS GRAVES:<br />
- Efectuar la evaluación inicial de la víctima.
- Controlar la hemorragia y prevenir la aparición del shock.
- Cubrir la herida con un apósito estéril y procurar el traslado en la posición adecuada, controlando las constantes vitales.
- NO extraer cuerpos extraños enclavados. Fijarlos para evitar que se muevan durante el traslado y causen nuevos daños en su interior.

QUEMADURA

Es toda lesión producida por el calor en cualquiera de sus formas. Los factores que determinan la gravedad de una quemadura son:

Profundidad: condiciona la cicatrización.
Extensión: el peligro de muerte es directamente proporcional a la superficie quemada.
Localización: cara, manos, orificios naturales, genitales, etc.
Edad: niños y ancianos.
Riesgos de infección: se produce siempre por la pérdida de la piel.

Según la profundidad se clasifican en tres grados, Primer grado o eritema: es el enrojecimiento de la piel. Afecta a la epidermis. Segundo grado: afecta a la epidermis y dermis. Aparecen ampollas que contienen plasma en su interior. Tercer grado: afecta a la hipodermis, dermis y epidermis y pueden afectar a músculos, nervios, vasos sanguíneos, etc. Se caracteriza por una escara de color negruzco o castaño oscuro. No son dolorosas, por la destrucción de las terminaciones nerviosas del dolor. Por su extensión puede existir gravedad. Una forma rápida de calcular la superficie quemada, consiste en utilizar como unidad de medida la palma de la mano de la víctima, que equivale al 1% de su superficie corporal. Consideraremos grave a toda aquella quemadura que afecte a más del 1% de la superficie corporal, excepto si es de primer grado.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE QUEMADURAS:

Valorar el estado general de la víctima (evaluación inicial) y asegurar las constantes vitales. Enfriar la quemadura inmediatamente, poniendo la zona afectada bajo un chorro de agua fría, por lo menos durante 10 minutos o incluso más, si no desaparece el dolor. En caso de quemaduras químicas, ampliar el intervalo a 15 ó 20 minutos bajo el chorro de agua abundante. Cubrir la zona afectada con apósitos estériles o en su defecto muy limpios (sábanas, fundas de almohadas, etc.) y humedecidos.

NO aplicar cremas, pomadas o cualquier otro medicamento o producto.
NO quitar, como norma general, la ropa a la víctima, sobre todo si está adherida a la piel. Solamente quitaremos la ropa en caso de que esté impregnada en productos cáusticos o hirvientes.
NO dar nada de beber. Si tiene sed, humedeced sus labios.
NO pinchar las ampollas.

Retirar los anillos, relojes, pulseras, etc.

Si la persona está ardiendo, impedir que corra. Apagar las llamas cubriéndola con una manta o similar, o haciéndola rodar en el suelo.

Si la quemadura es extensa, prevenir la aparición del shock.

Trasladar a la víctima a un centro especializado cuanto antes. Allí se valorará, entre otras cosas la administración de líquidos.

LOS TRAUMATISMOS ARTICULARES

Evidentemente son los traumatismos que provocan lesiones en las articulaciones óseas o en los elementos que las componen:

Esguince: es la separación momentánea de las superficies articulares, que producen la distensión de los ligamentos.

Se caracterizan por:

- Dolor intenso.
- Inflamación de la zona.
- Impotencia funcional más o menos manifiesta; imposibilidad de realizar movimientos habituales de esa articulación.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE ESGUINCE:

- Inmovilizar la articulación afectada mediante un vendaje compresivo.
- Elevar el miembro afectado y mantenerlo en reposo.
- Aplicar frío local.
- Valoración de la lesión por personal facultativo.

Luxación: es la separación permanente de las superficies articulares.
Sus síntomas son:

- Dolor muy agudo.
- Deformidad (comparar con el miembro sano), debida a la pérdida de las relaciones normales de la articulación.
- Impotencia funcional muy manifiesta.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE LUXACIONES:

- Inmovilizar la articulación afectada tal y como se encuentre.
- NO reducir la luxación.
- Traslado a un centro sanitario para su reducción y tratamiento definitivo por personal facultativo.

Los traumatismos óseos

Fractura: es la pérdida de continuidad en el hueso. Es importante tener en cuenta algunos factores:

- Según su gravedad:
- Cerradas: la piel permanece intacta (no hay herida).
- Abiertas: originan rotura de la piel (hay herida próxima al foco de la fractura).
- De cara a su posterior inmovilización:
- Alineadas: los fragmentos óseos no se han movido.
- Desplazadas: los fragmentos óseos se desvían por las tensiones musculares.

Síntomas de las fracturas:

- Dolor que aumenta con la movilización de la zona.
- Deformidad, desdibujo, (según el grado de desviación de los fragmentos), acortamiento, etc.
- Inflamación y amoratamiento.
- Impotencia funcional acusada.

Complicaciones:

- Posibilidad de lesión en las partes blandas adyacentes: vasos sanguíneos, nervios, etc.

- Hemorragia y shock hipovolémico, por la lesión de los vasos.
- Infección (fracturas abiertas) por la herida.

Mucha atención: Las personas mayores suelen caer al suelo sin causa aparente. Siempre debe sospecharse de que la existencia de una fractura de pelvis (cadera) ó del fémur es la causante de la caída. Por lo tanto, antes de incorporarla inmediatamente, debemos asegurarnos de la existencia de dicha lesión. A veces, sus síntomas son difusos, pudiendo aparecer dolor en la rodilla, en la ingle, o, simplemente, no hay dolor inicial. La fractura se detecta mediante dolor en la palpación profunda del glúteo.

PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE FRACTURAS:

- NO movilizar al accidentado si no es absolutamente necesario (riesgo de incendio, etc.) para evitar agravar la fractura.
- Retirar anillos, pulseras y relojes (en caso de afectar la extremidad superior).
- Explorar la movilidad, sensibilidad y pulso dístales.
- Inmovilizar el foco de la fractura (sin reducirla), incluyendo las articulaciones adyacentes, con férulas rígidas, evitando siempre movimientos bruscos de la zona afectada o moviéndola, de ser necesario, en bloque y bajo tracción.
- Traslado a un centro sanitario para su tratamiento definitivo, con las extremidades elevadas (si han sido afectadas), una vez inmovilizadas.
- Cubrir la herida con apósitos estériles en el caso de las fracturas abiertas, antes de proceder a su inmovilización y cohibir la hemorragia (en su caso).

PRINCIPALES INMOVILIZACIONES

- En la extremidad superior:
- En cabestrillo, con pañuelos triangulares o la ropa de la propia víctima.
- Con soportes rígidos.
- Con ambos sistemas.
- En la tibia y peroné:
- Con férulas rígidas a ambos lados y acolchamiento de los laterales.
- Con la otra pierna y acolchamiento intermedi
- De rótula:
- Con una férula rígida situada en la parte posterior y acolchamiento.
- De fémur:
- Con férulas rígidas a ambos lados y acolchamiento de los laterales. La férula externa ha de llegar más arriba de la cintura que permita atarla en la pelvis y en el abdomen.

TRAUMATISMOS DE LA COLUMNA VERTEBRAL

Son lesiones traumáticas que afectan a uno o varios de los huesos o articulaciones que componen la columna vertebral implicando a la médula espinal.

Los mecanismos de producción más frecuentes son:

Caídas sobre los pies desde gran altura.
Caídas sobre los glúteos o sentado.
Golpes directos sobre la columna vertebral.
Movimientos violentos del cuello ("latigazo").

Su importancia radica en que pueden originar la compresión (parcial o total) de la médula espinal.

Síntomas de la fractura:

Dolor de nuca, hombros, espalda (según localización de la lesión).
Deformidad. (Difícil de apreciar).
Contractura muscular de la lesión medular:
Imposibilidad de mover uno o varios miembros, (explorar).
Falta (parcial o total) de sensibilidad en uno o varios miembros, (explorarlo).
Hormigueos o picores en los dedos (manos y/o pies).
Incontinencia de esfínteres (heces, orina).
Falta de reflejos. Priapismo en el hombre.

PRIMEROS AUXILIOS:

NO mover al paciente; en caso de ser necesario, mantener en bloque el eje cabeza-cuello-tronco (esta maniobra requiere muchísima experiencia y debe realizarse entre varias personas).

Inmovilizar al paciente antes de proceder a su traslado.
Trasladar sobre una superficie rígida y plana.
Vigilar las constantes vitales periódicamente.

APARATO RESPIRATORIO

Para que el cuerpo utilice la energía que obtiene de los alimentos es necesario el oxígeno, que se encuentra en el aire mezclado con otros gases. El aparato respiratorio es el conjunto de estructuras cuya función es la de abastecer de oxígeno al organismo, principalmente al cerebro, mediante la incorporación de aire rico en oxígeno y la expulsión de aire enrarecido por el anhídrido carbónico. Consta de dos partes: las vías aéreas, con las fosas nasales y los conductos, y los pulmones:

- Fosas nasales (filtra, humedece y calienta el aire).
- Conductos
- Faringe, laringe (cuerdas vocales), tráquea.
- Pulmones
- Bronquios, bronquiolos, alvéolos pulmonares.
- Pleura, lóbulos.
- Diafragma.

Los pulmones son órganos pares y ocupan ambas mitades de la cavidad torácica; están separados por un espacio en el que se alojan el corazón y los grandes vasos sanguíneos (situados ligeramente en el lado izquierdo) por lo que el pulmón izquierdo tiene sólo dos lóbulos mientras que el derecho tiene tres. La ventilación pulmonar, que consiste en la entrada y salida de aire en los pulmones, se realiza merced a los movimientos respiratorios de inspiración y espiración que suelen ser de 15 a 20 veces por minuto, en una persona adulta en condiciones normales, inhalando una cantidad aproximada de 500 cm3 en cada inspiración.

Lesiones respiratorias

Las causas de accidentes respiratorios pueden ser:

- Obstrucción de las vías respiratorias.
- Empobrecimiento del aire.
- Dificultad para realizar movimientos respiratorios (aplastamientos, fuertes golpes o heridas en el tórax).
- Parálisis de los centros nerviosos que regulan la respiración.
- Daños que afectan a la sangre y a la circulación.

Cualquiera de las causas indicadas, de persistir, podrían provocar la parada respiratoria, haciéndose necesario realizar la maniobra de reanimación pulmonar, denominada boca a boca, cuyo tratamiento y técnica se desarrolla en el tema de la Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Si el cerebro no recibe oxígeno (anoxia) con prontitud, se pueden destruir el 60% de sus funciones en 4 minutos (muerte clínica) y cerca del 100% a los 10 minutos (muerte cerebral o biológica). El signo más característico de la falta de respiración es la coloración azul de la piel y labios denominada cianosis.

Obstrucción de las vías respiratorias

Entre las diversas causas que pueden producir dificultad respiratoria (disnea) e incluso la parada respiratoria (apnea), las más comunes suelen ser las obstrucciones de las vías aéreas o respiratorias:

- Pacientes conscientes:
- Atragantamientos. (Suele agarrar con sus manos la garganta).
- Enclavamiento de cuerpos extraños.
- Pacientes inconscientes:
- Lengua caída de la sobre la pared posterior de la faringe.
- Vómitos, secreciones.
- Pacientes con dentaduras postizas.
- Dilatación o flato del estómago.
- Vómitos, regurgitación, flemas, secreciones.

PRIMEROS AUXILIOS EN PACIENTES CON DIFICULTAD RESPIRATORIA POR OBSTRUCCIÓN:

Para mantener la permeabilidad de la vía aérea es necesario que no exista nada en los conductos respiratorios que obstaculice el paso del aire:

- Paciente consciente con obstrucción incompleta:
- Animarle a toser. No golpear en la espalda.
- Si es un niño, colocar boca abajo y golpear entre los omoplatos.
- Paciente consciente con obstrucción completa:

Maniobra de desobstrucción o de Heimlich.

Paciente inconsciente con obstrucción completa:

Aplicar dos insuflaciones y maniobra de Heimlich con el paciente en decúbito supino y con la cabeza ladeada. Aunque las probabilidades de sobrevivir a una parada cardíaca cuando ésta se produce en el campo, lejos de una inmediata ayuda sanitaria, son prácticamente nulas, con la generalización del socorro por helicóptero y la posibilidad de que un equipo médico acuda con prontitud en auxilio del afectado hacen recomendable saber efectuar unas sencillas maniobras con las que mantener a la víctima con cierto grado de circulación sanguínea y respiración mientras se espera la llegada de ayuda. Consisten en lo que se llama masaje cardíaco externo y respiración boca a boca. Estas maniobras deberán llevarse a cabo cuando nos encontremos con una persona sin sentido, pálida o azulada, que no reacciona a ningún estímulo y que no tiene pulso ni respira (ver ”Pérdida de sentido”). Normalmente sus pupilas están dilatadas o se están dilatando rápidamente. Por ejemplo, al caer dentro de la brecha de un glaciar. En estos casos se han visto recuperaciones completas, incluso tras más de una hora de maniobras de reanimación.

Es importante saber cuánto tiempo aquella persona ha estado sin pulso ni respiración, ya que si este periodo ha sido superior a diez minutos, ya no existen esperanzas de que vaya a sobrevivir. Caso aparte es cuando esta parada cardiorrespiratoria se ha producido en condiciones de hipotermia, por ejemplo, al caer dentro de la brecha de un glaciar. En estos casos se han visto recuperaciones completas, incluso tras más de una hora de maniobras de reanimación. Con la víctima tendida de espaldas en el suelo, nos situaremos de rodillas a su lado y comprobaremos que no tenga nada dentro de la boca que obstruya su respiración (ver ”Atragantamiento”). A continuación empezaremos con la respiración boca a boca, para continuar, alternativamente, con el masaje cardíaco.

Respiración boca a boca:

Con una mano levantaremos la mandíbula de la víctima empujando hacia arriba por debajo de su mentón. Con la otra pinzaremos su nariz para que el aire que vamos a insuflarle por la boca no se escape por aquella. A continuación, pondremos nuestros labios alrededor de los suyos y soplaremos enérgicamente un par o tres de veces. Si lo hacemos correctamente, el pecho de la víctima subirá y bajará en cada una de ellas. Si se trata de un niño pequeño, no hace falta pinzarle la nariz, ya que ésta, junto con su boca, cabe dentro de la nuestra.

Masaje cardíaco

Incorporados sobre nuestras rodillas y con los brazos estirados sin flexionarlos por los codos, pondremos la palma de una mano sobre la parte media del esternón de la víctima y la palma de la otra sobre el dorso de la primera. Descargaremos entonces el peso de la parte superior de nuestro cuerpo sobre el pecho de la víctima, de manera que su esternón se hunda unos 4-5 cm (en los niños esta presión debe ser, naturalmente, mucho menor). Sin apartar las manos del pecho de la víctima, aliviaremos inmediatamente esta presión a fin de que su tórax recupere su posición original. Esta presión-descompresión debe repetirse a un ritmo de unas 80-100 veces por minuto, entre las cuales debemos hacer unas breves pausas para efectuar la respiración boca a boca. Si son dos personas haciendo la reanimación, uno hará 5 compresiones y mantendrá una breve pausa mientras el otro sopla aire una vez en los pulmones de la víctima. Ambos socorristas pueden irse turnando a fin de no cansarse.

ANIMALES VENENOSOS Y CHOQUE ANAFILÁCTICO
La situación cambia, sin embargo, cuando se trata de niños o de personas alérgicas. En estos casos se debe trasladar a la víctima a un centro sanitario lo antes posible ..

Primeros auxilios:

Ingestión de 3 tabletas de 50 mg de hidrocortisona. Su eficacia no está probada y en caso de que la víctima presente vómitos, cosa bastante frecuente en estos casos, probablemente vomitará estas tabletas antes de que surtan efecto. De todas formas, si se dispone de ellas (bueno sería tenerlas siempre en la mochila), no pasa nada por tomarlas y pueden ser de ayuda. ¡Inmovilización! Es lo más importante. Tanto de toda la víctima (siempre que se pueda se trasladará en parihuelas) como, sobre todo, de la extremidad afecta, que se fijará mendiante una férula (ver "Fracturas"). Torniquete, si se trata de traslados prolongados (ver "Heridas y hemorragias"). Se aplicará en la extremidad afectada, entre el lugar de la mordedura y el tronco. Cada hora deberá aliviarse su presión durante 5 minutos, a fin de que circule la sangre de vez en cuando por aquella extremidad. No se deben hacer cortes en el lugar de la mordedura ni intentar chupar el veneno ya que esto no tan solo no sirve de nada sino que puede provocar una sobreinfección. La situación cambia, sin embargo, cuando se trata de niños o de personas alérgicas. En estos casos se debe trasladar a la víctima a un centro sanitario lo antes posible y de allí, si presenta síntomas de gravedad, a un hospital. Estos síntomas suelen consistir en malestar general, sudoración, enrojecimiento e hinchazón de la piel en todo el cuerpo, dificultad para respirar y pulso rápido y débil. Puede producirse un descenso muy marcado de la presión arterial, en cuyo caso hablamos de choque anafiláctico, que si no es tratado con prontitud con medicación endovenosa puede conducir ¡a una parada cardíaca.

CONGELACIÓN
La congelación no debe confundirse con el proceso inicial a ella: la hipotermia o disminución de la temperatura del cuerpo por exposición prolongada a la baja temperatura ambiente, que se tratará más adelante. Cuando una persona está helada por excesiva exposición al frío presenta los siguientes síntomas:

Entumecimiento, tiritones (mecanismo de defensa para producir calor).
Somnolencia; pérdida de visión.

Tambaleo.

Aturdimiento o semiinconsciencia.

Momentos antes de declararse la congelación, es posible que la piel de la víctima tenga el aspecto normal, pero a medida que la congelación progresa la piel se vuelve blanca o gris-amarillenta, hay entumecimiento, hormigueos, excesivo sueño. Es posible que haya dolor pero también puede ser que no. Pueden aparecer ampollas. Las zonas más afectadas suelen ser las orejas, la nariz y los dedos, aunque puede haber una congelación generalizada.

NORMA GENERAL ANTE UNA CONGELACIÓN:

NO realizar fricciones locales (tampoco con nieve). Las zonas congeladas se vuelven frágiles y pueden partirse. . Cubrir la zona afectada con mantas o ropa de abrigo. NO debe aplicarse bolsas de agua caliente ni compresas calientes ni colocar a la víctima cerca de una estufa. El calor excesivo aumenta el daño de los tejidos por una brusca vasodilatación. Si la congelación está generalizada, proceder así:

Colocar a la víctima en una habitación a la que se la irá aumentando la temperatura paulatinamente, a razón de 2 grados por hora. O bien:

Bañar a la víctima en agua tibia (23 a 27 grados), a la que se la irá aumentando la temperatura a razón de 4 grados a la hora. Aplicar una cura de urgencia en caso de haber heridas (ampollas, escamas, etc.). Si el individuo está consciente se le deben dar bebidas calientes muy azucaradas pero no alcohólicas: té, café, caldo, etc. Cuando haya entrado en calor, hay que animarle a que haga ejercicio con los miembros afectados.